viernes, 4 de mayo de 2012

Capitulo 21. Siempre habrá Paris II.

nos vemos abajo!

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Rpov

Llevamos aquí un par de días y aún me sorprende lo especial que es despertar en París…los rayos del sol se asomaban por la ventana iluminando toda la habitación, que con el calor vivido en la noche nos olvidamos de bajar las persianas. Por suerte, mi cielo, estaba tan cansada que ni se inmutó. Me coloqué de costado para observarla mejor…

Ahí estaba mi musa inspiradora dormida, abrazada a las almohadas, la sábana apenas la cubría al inicio del hogar de mis hijos… Me estaba deleitando con la figura de su espalda desnuda… aunque ella ya no se sintiera sexy por lo avanzado del embarazo, para mí nunca se vio mejor. Tuve que recordarme que ya no podía ser un loco salvaje y despertarla con una penetración rápida como hacía anteriormente con ella por el bien de los renacuajos, tendría que aprender a controlarme.

Con cuidado me levanté y la tapé mejor, tomé mi reloj para ver la hora:

¡Eran las once y media pasadas!!! Lo primero que hice fui pedir que nos subieran el desayuno, junto con un gran ramo de rosas blancas para mi reina, me di un baño rápido, borrando el olor de nuestro amor de mi cuerpo y me vestí con unos pantalones jogging y una remera de algodón para recibir el desayuno.
Cuando llegó tomé una de las rosas y fui hasta ella… Me causó gracia encontrarla del lado opuesto de la cama, con su cara metida en mi almohada; era un acto que repetíamos ambos cuando el otro se levantaba antes, siempre terminamos del lado opuesto, como si nuestro olfato se diera cuenta que ya no estábamos cerca, íbamos buscando nuestro olor.
Me arrodillé en la cama a su lado y comencé a rozar la flor por su cara, me reí bajito al ver como fruncía la nariz por la cosquillas de los pétalos… murmuro algo y se dio vuelta, regalándome su espalda cremosa salpicada en esas pequitas que tan bien conocía. Volví a pasar la rosa, pero esta vez sobre su columna, estremeciéndola por completo, soltó una pequeña risita lo que me dio pie para acostarme a su lado y besar su cuello.
-Bonne journée ma princesse.- susurré-.
- Ummmm… no sigas con eso.- comentó adormilada, abrazándose aún más a la almohada-
- ¿Seguir con qué?- pregunté, mientras continuaba besándola nada más que ahora acariciaba su barriga-
- Hablándome en francés… Sabes como me pone.- ronroneó-
-Comment mettez-vous?- volví a susurrarle, mordiéndole el oído. Sabía perfectamente como le calentaba que le hablara en francés ó con mi acento británico.
- ¡Robert!- se quejó, dándose vuelta para quedar frente mío.- Eres un caso perdido.- jugó con mi pelo.- Bonne journée mon amant- me saludó regalándome un muy suave beso para mi gusto.- Comment fait ce matin?- ella era la mejor jugadora a la hora de calentar motores, si ella se ponía a mil yo directamente me incendiaba cuando la oí hablar en francés, al ver mi cara seguramente de idiota que tenía al escucharla hablar, se río la muy cínica y comenzó a besar mi cuello-
- Ahora que lo dices excelente, siempre duermo como un bebé cuando te puedo abrazar y acurrucarme a tu lado, -me regaló una preciosa sonrisa que luego se transformó en una mueca- ¿Qué te pasa?- pregunté asustado-.
- Nada, tus hijos se ponen celosos que aún no los hayas saludado y me patean fuerte.- rodó los ojos. Sin hacerlos esperar más, la separé de la sábana para quedar con su preciosa figura a mi total disposición-.
- Eso no se hace niños, papi y mami están disfrutando de su momento romántico es feo interrumpir- les hablé sobre la panza y besé a cada costado, embriagado por el olor de la vagina de mi esposa que se dispersó al mover la sábana-
- Vete acostumbrando, porque así será nuestra vida dentro de unos meses… lleno de interrupciones.- comentó divertida, pero en el fondo tenía razón, dentro de poco ya no seríamos dos sino cuatro personas y las cosas cambiarían-.
- Ya encontraremos nuestros momentos a solas, para algo la tenemos a Liz que sirva de algo esa entrometida.- le dije sin dejar de acariciar la barriguita donde mi ranita y mi sapito daban pequeñas patadas-.
- Eres malo con ella, si supieras lo que te adora, -me regañó mientras acariciaba mi nuca-.
- Y yo a ella, pero que es insoportable, es insoportable.- las risas fueron interrumpidas por el gruñido de nuestro estómago.- Es mejor que nos levantemos a desayunar, ven ya está listo en el recibidor.- asintió-.
- ¿Me puedes pasar la bata del baño?- dijo levantándose de a poco. Mientras fui a buscar su pedido ella tomó unas bragas anchas de algodón especial para la maternidad.- Si ya sé, no son sexy y parecen bragas de abuela, pero me sostienen bien la barriga-.

                                                          

-       - No te iba a decir eso, de hecho te ves muuuyyy hermosa con ellas.- le ayudé a colocarse la bata-.
-    - ¿Mmmmm, en serio?
-    - Sip, te iba a decir que me gusta el dibujito que tienen.- comenté riéndome-.
- Eres un tonto.- me golpeó el hombro y se fue hasta el comedor-.
- Así me amas- grité tras ella, aproveché para cerrar las ventanas, cuando llegué me la encontré comiendo un pote de frutas, waffles con miel y un gran vaso de yogur. Me serví un poco de café y la seguí mirando como un bobo mientras devoraba toda esa comida-.
- ¿Qué?- habló con la boca llena-.-
- Nada cielo, comes como si fuera el fin del mundo, -dejó de golpe su tenedor y agachó la mirada. Mierda, la cagué- En realidad, quise decir…
- Qué soy una vaca que no para de comer ¿no?- dijo con los ojos llenos de lágrimas.- Lamento darte asco por mi forma de comer.- dejó la servilleta de golpe y se levantó llorando. Yo y mi bocota, soy un pendejo, corrí y la tomé de la mano antes de que se encerrara en la habitación, forcejeo un poco hasta que se rindió mientras seguía llorando desconsolada-.
- No quise decirte eso y menos como sonó.- intenté que me viera a la cara pero no quería solo seguía llorando.- Kiki- negó con un adorable puchero.-
- Amor, no eres una vaca, me causó ternura ver como disfrutabas de tu desayuno…y como alimentas a nuestros hijos, sabes que a mí no me importa tu figura.-
- Ósea que sí parezco una vaca pero te da ternura la vaca, ¿eso es?- preguntó levantando la ceja y yo comencé a sudar, un paso en falso más y ahora si me pedía el divorcio.-
- No mi corazón como crees, lo que quise decir y no me supe explicar es que fuiste, eres y serás preciosa siempre para mis ojos; a mí no me disgustan unos kilitos de más… hace ver más apetecible cada una de tus bellas curvas, así hay más Kristen a la cual agarrar y acariciar….-le dije sobando su trasero-
- ¿Entonces no parezco una vaca?, -preguntó algo insegura-
- Por supuesto que no, te ves tan linda como el primer día que te conocí, solo que ahora más mujer y con mis hermosos hijos dentro de ti, pero igual de hermosa, -le aseguré y de a poquito aflojó su tensión y formó una sonrisa-.
- Lo siento.- susurró-.
- Yo debería pedirte disculpas por mi gran y estúpida bocota.- sequé sus lágrimas-.
- Y yo por mis locas hormonas; a mi me gusta tu gran bocota cuando la utilizas para otras cosas.- se puso colorada de golpe… ¡Benditas hormonas!!!
- Mejor vayamos a terminar de desayunar y después la llevo de paseo Madame Pattinson.- le di un beso rápido-.
- J´aime l´idée de mon seigneur- me contestó la muy bruja-.
- Sigue así y no saldrás en todo el día de la habitación petite sorcière.- le di una nalgadita antes de volver al comedor, ganándome su preciosa risa. Hoy sería un día largo.
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     Después de terminar de desayunar y esperar que Kristen se diera una ducha, tomamos el auto y fuimos a recorrer una vez más las calles parisinas. Obviamente era más divertido ir caminando, pero Kris ya estaba muy pesada y no soportaba caminar más que unas pocas cuadras antes de empezar a quejarse de sus pies. 

    Primero fuimos a comprar cosas para el sapito y la ranita, y debo decir que si en todos estos años ninguno de los dos había gastado realmente la fortuna que poseíamos, hoy dejamos una pequeña parte de ella en cosas para ellos… Pero como resistirnos, o mejor dicho, resistirme con tantas cositas lindas que tiene París.

En Burberry adquirimos varias batitas, ranitas, unas mallas preciosas y por supuesto unos lindos sacos bien abrigados e impermeables para los días de lluvia, que es lo que más abunda en Londres; en Dior fue lo mismo, otra pequeña fortuna dejada, pero imposible no comprar las ballerinas para mi princesa y un pequeño abrigo rosa con el cual seguramente se vería como una hermosa muñequita.

En la tienda de Ferrari le compré a mi sapito una remerita roja y unos tenis como los de los corredores de Fórmula 1, seguramente Tom alucinaría con este atuendo de su ahijado ya que era un fanático de ésa disciplina.

     Ahora nos encontrábamos en una casa de bebes peleando por cual pañalera llevar.

- Me niego a llevarme un bolso de este precio- se quejó por enésima vez en el día.- 3000 euros, podemos donar ese dinero algún hospital que le harán mejor uso.
- Jajajaja eres increíble, cualquier otra mujer, hasta la misma Vicky estaría saltando en una pata por tener un bolso así y tú te quejas.- le contesté poniendo el bolso de LV que quería comprar-.
- Sabes que yo no fui nunca fanática de los bolsos o de llenar de lujos mi guardarropa; creo que estos dos pequeños tienen más cosas de lujo de lo que hay en mi armario.- rió caminando por los pasillos-.
- Eso es cierto y fue una de las cosas que me enamoró, nunca necesitaste muchos lujos para ser feliz.- iba hablando atrás de ella-.
- No me criaron así, si bien siempre tuvimos un buen pasar económico ya sabes el valor que le dan al dinero en mi casa.- y eso era cierto, John y Jules habían amasado una pequeña gran fortuna en todos sus años de trabajo y de invertir en inmuebles.
- Mira estas- tomó una de las pañaleras- ¿No te parecen lindas? Tienen un diseño moderno- la abrió- Parecen amplias, para meter de todo, hay de los dos motivos y también unisex.
- Son muy lindas, pero creo que necesitaremos llevar dos, ya que no nos va a entrar las cosas de las dos bebes.

  

-     - El precio no está mal.- se fijó en la etiqueta-.
- Ya deja de fijarte en el precio de todo, si te gusta, te lo llevas; tómalo como un regalo de luna de miel.- la obligué a que se lo llevara-.
- Menos mal que no soy como todas, sino entre tu forma de compra compulsiva ya estaríamos en la quiebra.- se burló la muy mala.- Mejor paguemos esto antes que quieras comprarme toda la tienda.

Luego de allí teníamos mucha hambre y fuimos a comer algo en una típica Boulangeri parisina en la Avenida St. Michel, sobre el río Sena, después de la mala experiencia del desayuno con mi estúpida bocota, nos compré panninis, crepas, baguettes con queso, algunos refrescos, chocolates y unos deliciosos panes franceses, para que mi esposa repusiera fuerzas y mis enanos no pasaran hambre. Dejamos las cosas en el auto, menos mal que había comprado una camioneta porque casi iba a explotar de tantos regalos.

- ¿Quieres ir a dar un paseo a Notre Dame? No está muy lejos de aquí mira de aquí se alcanza a ver podemos ir caminando.- dije mientras terminaba de pagar la cuenta-.
- Si, así bajamos todo lo que almorzamos.

Era una tarde cálida, solo llevábamos unas camperitas livianas por si acaso más tarde, refrescaba. Miles de turistas entraban y salían de la hermosa catedral.

      - Nunca entendí porque en las iglesias hace tanto frío.- me quejé poniéndome la campera.-
- Imagino porque es un lugar santo.- me contestó muy bajito.-
- ¿Acaso Jesús no tenía frío?- volví a quejarme-.
- Robert- me llamó la atención, subiendo el tono de voz; varias personas se dieron vuelta para mirarnos feo.- Estamos en un lugar sagrado, no podemos estar de broma.- me retó como a niño pequeño-.
- Está bien, mamá.- solo vi como me rodó los ojos-.
- Recorrimos todo el lugar pasando por sus hermosos vitrales y los famosos rosetones, me sorprendió como Kris sabía la historia del lugar y como me fue contando todos los detalles de la novela de Víctor Hugo “Nuestra Señora de París” donde cuenta la historia de Esmeralda y el Jorobado Quasimodo, me daba un poco de risa como se apasionaba con la historia mientras la narraba para mí, pero esa era mi mujer, una apasionada en cada cosa que decidía hacer…

Kpov

Fue un viaje realmente espectacular e inolvidable…

Hoy era nuestro última noche en París, después de pasar una hermosa semana entre paseos, compras y amarnos hasta el amanecer.

Robert quería que hoy renovemos nuestros votos y no sé como consiguió que el párroco de la Santa Capilla de París, nos abriera las puertas para casarnos nuevamente ante Dios. Le pedí que hoy me diera el día libre, así buscaba un vestido para la ocasión, ya que salvo por el negro que usé la primera noche, tenía puros pantalones de maternidad con remerones y no pensaba casarme con eso.

Me fui al Printemps, una exclusiva tienda departamental de los Campos Elíseos en París y conseguí un hermoso vestido blanco que me llegaba hasta la rodilla y hacía que mis hijos se notaran preciosos.

Estaba ya por volverme al hotel cuando pase por Absolutely Pôm, en más de un viaje Robert me había llevado como obsequio lencería de aquí. Cualquier ropa que me hiciera ver como una fina prostituta, él me la compraba y yo encantada lo usaba para él.

Sentí un poco de pena viendo las prendas y mirando mí estado, obviamente nada me quedaría igual de lindo cuando tenía quince kilos menos, pero al menos hice el intento de darle una buena noche de bodas a mi “futuro” marido; también llevé unas prendas para usar en el futuro cuando recobrara mi figura y mis niños me dieran algún momento de intimidad con su padre.

Al llegar al hotel, la habitación estaba toda a oscuras, lo que significaba que Robert ya se había ido; sobre el tocador había una cajita de Tiffany junto con una nota que decía: “ÁBREME”… Tomé el obsequió y abrí la nota.

“Sé que vas a protestar por andar regalándote tantas cosas. Tómalo como un obsequio de bodas, para que tengas algo nuevo y algo azul… 
Un chofer pasará aquí al lobby por ti, camina con cuidado.
Te veo a las ocho en la capilla. Te amo”
Como enojarme con él, después de ser tan atento conmigo, ví la hora, eran las seis de la tarde…

- Será mejor que nos apuremos o llegaremos tarde pequeñuelos.- le hablé a mi barriga antes de ir hasta la ducha.-

Luego del baño, me pasé por todo el cuerpo crema con aroma a vainilla y comencé a maquillarme un poco; el pelo me lo dejé suelto, solo me levanté la parte de adelante con unas horquillas y el resto lo ondulé. Volví a la habitación y observé mi vestido blanco que me esperaba.
   
    - Nuevamente estoy frente a ti- le dije al vestido. En muchas películas me había vestido de blanco para representar una boda, pero siempre los momentos que más recordaría fue cuando grabé amanecer y el día de mi boda real. Esos dos vestidos estaban guardados con mucho cuidado en un baúl, que estaba en mi armario.
                                                 

Una vez que terminé de vestirme, me puse los nuevos zapatos blancos que me compré y la pulsera que Rob me había obsequiado; el anillo me lo había pedido esta mañana para llevárselo.

                                            
-      - Bueno ya tengo algo nuevo, azul, me falta algo usado…- dije frente al espejo.- ¿Qué puedo llevar?- entonces me acordé que había traído mi joyero conmigo, me puse a buscar como una loca hasta que lo encontré en el fondo, la hebilla que use el día de mi boda, que anteriormente fue de mi suegra. Me la coloqué en mi peinado y me miré por ultima vez al espejo.
    
   - ¿Me veo linda?- mis niños me patearon.- Ustedes dos son igual que su padre, me puedo poner un mameluco de albañil y el dirá que soy la más bella del mundo.- volvieron a patear.- Si, por eso lo amo… Mejor vamos yendo, así luego no me reclama que lo hice esperar.

Cuando bajé a la recepción del hotel, un auto me estaba esperando… Los paparazzis sabían de nuestra estadía y varias veces nos sacaron fotos paseando; además un poco a regañadientes habíamos aprovechado la estadía para hacer una sesión de fotos para Harper´s, en el Hotel Ritz, donde para evitar el acoso de los periodistas mostré mi embarazo y éstos anunciaron la exclusiva, donando 5 millones de dólares a dos fundaciones que Rob y yo apoyábamos hace años en África, en unos días irían a visitarnos a casa para la entrevista. 


Al salir, por suerte no había nadie esperándome, me metí rápido en el auto; el chofer ya conocía mi destino final así que me dejé llevar viendo por la ventana a la ciudad de las luces. Cuando el auto se detuvo en una zona reservada, sentí mariposas en la panza de los nervios que traía.

Ingresé a la capilla que estaba casi toda a oscuras, salvo por las luces que alumbraban el altar y el camino a este.

                               

En la otra punta se veía a lo lejos a dos personas.

- Madame.- me llamó el chofer-.
- Si.-pregunté girándome hacia él-
- Ha olvidado usted esto.- me entregó un pequeño ramo de rosas y lilium, esto no podía ser más que obra de Robert-
                                         

-
- Muchísimas gracias.- le sonreí.-
- Felicitaciones.- se despidió. Cuando me di vuelta tenía a Rob a solos unos pasos de mí.-
- Estás preciosa.- me tomó de la cintura para darme un cálido beso.-

- ¿No me tendrías que esperar en el altar?
- ¿Y ver como caminas sola? No señorita, nada de eso, esta vez marcharemos juntos hacia el altar.- me prestó su brazo para que lo tomara de allí.- ¿Preparada?
- Contigo a mi lado, siempre.- me agarré de su brazo y le di un beso rápido-.
- Todavía no es momento de besos… pero no me quejo, -me dijo sonriendo pícaramente-

Al dar los primeros pasos por la alfombra roja, se escuchó el ave maría de fondo, interpretada solo por un par de violines. Lo miré por un momento mientras juntos caminábamos, su sonrisa podría quebrar las paredes del lugar, era perfecta; sus ojos brillaban con tanta intensidad, tenía la misma mirada de orgullo de cuando lograba algo.

- Hijos míos, bienvenidos.- nos saludó el padre.- Nos hemos hoy reunido aquí, en la casa de Dios, para que ambos renueven sus votos matrimoniales. ¿Quién comienza?- nos miró a ambos. Robert tomó una bocanada de aire y comenzó a hablar-.
- Kristen, mi mejor amiga, mi amante, mi mujer y la madre de mis niños- tocó mi barriga.- Sé que aun cuando es lo último que hubiera deseado en el mundo… te he lastimado y no me alcanzará la vida para demostrarte cuanto lo siento.- mis hormonas me estaban por traicionar, derramando unas lágrimas.- Pero tú eres un ángel, que aún permite que éste tonto enamorado esté a tú lado. Quiero pedirte que me des la oportunidad de seguir siendo tu compañero de camino, ver crecer a estos pequeños y a los que vendrán.- me reí.- y luego, ver a nuestros nietos…Como te prometí años atrás quiero estar para siempre a tu lado, ser tu amigo y tu acompañante de ruta. Te ofrezco velar por nuestra familia, cuidarlos, ser tu paño de lágrimas e intentar con todas las fuerzas que hay en mí controlar todo aquello que pueda volver a lastimarte, te prometo amarte sin condiciones, sin importar la edad, el físico, las alegrías o las enfermedades, no importa cual de los dos se vaya primero, te esperaré y te encontraré para volver a ser tu compañero y tu amor en tantas vidas como se nos permita existir. - yo a esa altura era un mar de lágrimas y no sabía que decir-.
- Kristen, es tú turno.- me recordó el padre-.
- Odio que seas tú el que comienza hablar, porque me dejas a mí sin palabras.- sequé mis lágrimas.- Qué te puedo decir que ya no te haya - dicho… Eres mi faro, mi ancla, mi punto fuerte en el que siempre podré apoyarme. Sabes sacar lo mejor y lo peor de mí, pero sobre toda las cosas me impulsas a abrir las alas para volar lejos… Tropezamos con una piedra en el camino, dolió, pero nuestro amor es tan fuerte que supo superarlo. Yo también te prometo nuevamente seguir luchando por esta pequeña familia que estamos iniciando- ambos pusimos nuestras manos sobre mi panza, sintiendo como los niños se movían.- y en unos años agrandarla un poco más. Quiero que nuestro sueño de estar viejitos, tomando el té en el porche se cumpla y lucharé por eso… Yo también te buscaré y te esperaré cuando el Señor nos llame a su lado y ahí volveremos amarnos eternamente… Tú eres mí Universo, mí Sol, y mí vida.- finalicé con la misma frase de nuestra boda-.
- Muy bien, luego de estas hermosas palabras les pregunto: Robert Thomas Pattinson, aceptas a Kristen Jaymes Stewart nuevamente como tú legitima esposa para amarla y respetarla tanto en la salud como en la enfermedad, en la riqueza como en la pobreza, hasta que la muerte los separe:
- Si aceptó- contestó acariciando a los bebés y apretando mi mano-.
- Kristen Jaymes Stewart, aceptas a Robert Thomas Pattinson nuevamente como tú legitimo esposo para amarlo y respetarlo tanto en la salud como en la enfermedad, en la riqueza como en la pobreza, hasta que la muerte los separe:
- Sí acepto- acaricié su rostro-.
- Ahora tomen estos anillos como símbolo de su amor y de su unión.- ambos nos colocamos los nuevos anillos, sobre nuestras viejas alianzas-.
- Lo que Dios ha unido en el cielo, él hombre no lo separe en la tierra. Por el poder que me confiere la Santa Iglesia los declaro nuevamente marido y mujer.-ambos sonreímos llenos de felicidad.- Puede besar a la novia, digo esposa… bueno como sea puedes besarla.- sellamos nuestro pacto con un gran beso-.
- Te amo.- dijo sobre mis labios-
- Te amo.- contesté de la misma forma, perdiéndonos en nuestra burbuja personal-.
- Gracias Padre por todo.- dijo triunfante mi nuevamente marido-.
- Fue un placer chicos, no muchas veces uno se encuentra con un amor tan grande y puro como el de ustedes dos. Les deseo lo mejor y todas mis bendiciones para este bebé-.
- Son dos, una niña y un niño.- comenté-.
- Entonces dobles bendiciones para ambos, llegaran a un hogar lleno de amor, puedo dar fe de eso.- nos dio a ambos una palmadita-.
- Padre, ¿Puedo dejar mi ramo a la Virgen?- le pregunté-.
- Claro hija, por aquí está el atrio.- me enseñó el camino por donde ir-.
- Ve, yo me quedo esperándote.- Rob me dio mi espacio. Fui caminando despacio hasta el altar de la virgen, dejé mi ramo ahí y luego me arrodillé en el banquito-.
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- Bueno tú sabes que yo no he sido muy religiosa a lo largo de mi vida, para ser honesta más bien no he sido nada creyente…pero quiero agradecerte el día de hoy por todo lo que me has dado todos estos años… Por favor te lo suplico protege a mis niños, que nazcan sanos y puedan crecer felices, y sino es mucha molestia, también al papá de mis hijos, que aunque a veces es el hombre mas terco del mundo, es el amor de mi vida. Gracias. -me levanté y volví hasta mi marido que me esperaba con mi saco en mano-.
- Toma, abrígate que hay viento afuera.- me ayudó a ponérmelo.- Gracias Padre nuevamente por todo.
- Vayan con Dios, hijos míos.- nos despidió muy cordialmente. Al llegar afuera, Rob me ayudo a subirme a nuestro auto-.
- ¿Ahora donde vamos?- pregunté abrochándome el cinturón.
- Tengo una mesa reservada en “Le Coupe-Chou”, hay que celebrar esta nueva unión.- besó mi mano.-
- ¿Y luego tendremos nuestra “noche de bodas”?- moví sugestivamente las cejas-.
- Obviamente, que gracia tienen casarnos si no vamos a tener nuestra noche de pasión.- he dicho, mi hombre era un caso perdido-.
- Eres un pervertido.- golpeé su pierna-
- Y tú una ninfómana.- dijo muy divertido y ni como regañarlo… es verdad… desde que empezó nuestra relación no puedo sacarle las manos de encima-.

El tránsito era tranquilo, así que llegamos en un abrir y cerrar de ojos al restaurant. Robert me abrazó por la cintura y juntos entramos-.

-  Bonne nuit.- dijo la recepcionista.-
- Bonne nuit, réservant le mon du seigneur Pattinson.- Dios otra vez con el francés, quería violarlo aquí mismo-.
- S´il vous plaît, arrêter par ici.- ambos seguimos a la dama, hasta una de las esquinas que estaba casualmente despejada del resto del mundo-.
- Merci.- la chica se alejó.- Amor ¿Te sucede algo?
No… solo lo mismo de siempre.- me quejé- 
      - ¿Y eso es…?- preguntó divertido-
- Me pone en llamas que hables en francés.- el tonto estalló en risas.- Basta no es divertido, sentirte toda húmeda y no poder saciar el deseo de devorar el cuerpo de tu hombre.- justo llegó el camarero. Robert ordenó por ambos y pidió únicamente dos copas de champagne porque por mi estado no podía permitirme más.

Después de cenar y de charlar, vino el camarero con una pequeña torta, imitando a la original de años atrás.

- No puedo creer que hayas mandado a hacer una replica de la torta de nuestra boda- comenté-
- Solo la parte de arriba… Bueno hora de brindar por nuestro futuro.- levantó la copa-
- Por nuestro futuro y el de nuestros hijos.- posé la mano en mi barriga, antes de chocar la copa.- Te amo.
- Yo más a ti, ahora a comer ésta delicia.- tomó un cuchillo, cortando una porción que luego me dio. Nos alimentamos mutuamente, hasta que empezó a sonar una melodía.- ¿Me permite el Primer Baile Princesa?, ¡¡digo Esposa y doble esposa ni mas ni menos!!
-  ¡Con todo gusto marido tonto¡.- Me levanté ofreciéndole mi mano. Delicadamente tomó de mi cintura, apoyé mi cabeza sobre su pétreo pecho y empezó a mecerme al ritmo de la canción, que fue susurrándomela al oído.

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El cielo azul sobre nosotros puede hundirse
Y la tierra puede derrumbarse 
No me importa si tú me amas 
Paso del mundo entero 

Mientras el amor inunde mis mañanas 
Mientras mi cuerpo se estremezca bajo tus manos 
No me importan los problemas 
Mi amor pues tú me amas 

Iría hasta el fin del mundo 
Me teñiría de rubia 
Si tú me lo pidieras 
Iría a descolgar la luna 
Iría a robar una fortuna 
Si tú me lo pidieras 

Renegaría de mi patria 
Renegaría de mis amigos 
Si tú me lo pidieras. 
Se pueden reír de mí 
Haría cualquier cosa 
Si tú me lo pidieras. 

Si un día la vida te arrancara de mí 
Si te mueres… Estando lejos de mí 
Poco me importa si tú me amas 
Porque moriría yo también 
Tendremos para nosotros la eternidad 
En el azul de toda la inmensidad 
En el cielo muchos problemas 
Mi amor… crees en los que se aman 
Dios reúne a los que aman. 

     Esta canción que tocaban era “El himno al amor” de Edith Piaff, y describía perfectamente lo que ambos sentíamos y de las promesas que horas atrás renovamos.

- Vayamos al hotel.- susurré sin quitar mi cabeza de su pecho. Me acarició la espalda y sin decir más pagó la cuenta y nos marchamos a disfrutar de nuestra noche de bodas.

Entramos a la habitación entre abrazos y besos rápidos, con acelerados movimientos mi esposo me abría la cremallera del vestido que rápidamente terminó en el piso, yo con manos temblorosas de la anticipación le quité la chaqueta, le arranqué la corbata y abrí su camisa; aventé mis zapatos sin fijarme donde caían.

Robert algo impaciente pasó la mano por mi entrepierna probando lo preparada que estaba para recibirlo, con cuidado hizo a un lado mi braga y con su dedo índice tocó la entrada a su vagina, jadeó al notar cuando húmeda estaba y enseguida acompañó el primer dedo con un segundo, gemí con fuerza y me aferré a su cabello mientras empezaba un lento ondular de caderas.

Aquello provocó que el pene de mi marido, gritara por atención pidiendo enterrarse mi vagina la cual estaba siendo invadida por esos hermosos dedos.

- Amor tengo un lindo conjunto de lencería que compré para ésta noche, -le dije mientras él azotaba la puerta de entrada y me llevaba hasta la cama-
- NO… ahora no, después… mañana me lo muestras, -decía besando ahora mis senos los cuales liberó del sostén-
- No amor, es para que lo disfrutes esta noche,-le pedí jadeando al sentir como jalaba uno de mis pezones con sus dientes-.
- No mi vida, mañana o lo guardas para Londres pero hoy vamos a jugar sin daditos y sin lencería sino te voy a terminar clavando en la pared y no quiero,-me dijo mientras me tumbó en la cama y seguía devorando mis senos-

Cuando el movimiento de mis caderas se hizo más fuerte aún y su miembro latía contra mi pierna de manera dolorosa, retiró sus dedos y sin más preámbulo se paro de la cama y se desnudó por completo.

- Eres una ricura y es una delicia mirarte pero ahora prefiero penetrarte, -me dijo con los ojos obscurecidos de pasión mientras enganchaba los pulgares en mis bragas y las bajaba por mis piernas-.

Volvió a comprobar lo lubricada que estaba, cuando me tomó por las piernas haciendo que lo abrazara con ellas, me aferré al cabello de Robert y lo jalé para besarlo con lujuria y desespero. Él gimió ante mi respuesta y agarrándome por las nalgas me penetró de un solo golpe. Nuestros cuerpos no tardaron en unirse, estábamos tan desesperados y necesitados el uno del otro, que mordí sus labios para evitar gritar.

Gemía al sentir el miembro de Rob, tan dentro mío, era absolutamente erótico y delicioso sentirlo rozando mis paredes vaginales y masajeando con una de sus manos mi clítoris. Ese vaivén nos llevó rápidamente al precipicio, donde escucharlo fue mi perdición.

- Abre los ojos Kris, quiero verte venir, quiero ver como te follo y lo disfrutas.

Abrí mis ojos el mayor tiempo que pude, pero los calambres en mis piernas, la maravillosa sensación de plenitud, este coito espectacular que estaba disfrutando y el rostro de mi esposo mientras se vaciaba en mi interior con un sonoro grito mientras yo lo apretaba y exprimía lo más que podía; me vi forzada a cerrar los ojos y dar gracias por ser una mujer tan afortunada que a los 17 años conoció a su alma gemela y que hoy a pesar de los obstáculos aquí estábamos juntos, enamorados y con una hermosa vida por delante.

Exhausto mi esposo se derrumbó sobre la cama y apoyó su frente en mi hombro dando pequeños besos de agradecimiento, suavemente tomó mi cadera y me susurró muy bajito.

- Te adoro.

*****

La mañana llegó y con ella, nuestra partida de París. Fue una excelente semana en donde ambos nos reencontramos como pareja, reafirmamos viejos sueños y proyectamos nuevos.

Robert se encargó de empacar todo, acomodarlo en el auto, mientras yo desayunaba tranquila en el balcón del hotel.

- Hora de volver a casa preciosa.- me rodeó con sus brazos, apoyando su pera sobre mis hombros.-
- Antes me gustaría pasar por un lugar.- dije uniendo nuestras manos-.
¿A dónde quieres ir? –preguntó algo curioso acariciando mi oído-
   - Hasta el puente de los candados, a buscar el que dejamos años atrás y poner uno nuevo; ya que renovamos nuestros votos matrimoniales, me gustaría también renovar esa promesa.- me giré para ponerle cara de niña buena.-
- Ok, me parece una excelente idea.- besó mi nariz- ¿Tienes un candado o tenemos que comprar uno?, -preguntó mientras robaba un poco de la fruta de mi plato-
- No, ya tengo uno en mi bolso.- sonreí.-
- Entonces no esperemos más, vayamos hasta nuestro último lugar antes de partir.- besó mis labios.-

El puente no estaba muy lejos del hotel, así que llegamos en un abrir y cerrar de ojos. Tardamos un poco en encontrar el anterior candado, con tanto que había alrededor.

- Mira aquí está el nuestro acá - me gritó Rob contento. El candado tenía forma de corazón y tenía grabado “RyK febrero 2012”. Fue el año que nos dimos nuestras primeras minis vacaciones parisinas luego de tantos años de trabajar si parar.- ¿Colocaremos el nuevo candado aquí?

-   - Sí- lo busqué en mi cartera hasta que lo encontré- Aquí está- le pasé el candado en forma de rana que había comprado en una feria en Londres.-
- Jajajaja –reía sin parar- Le viene muy bien a la situación- comentó divertido- ¿Tienes una pluma imborrable para escribir la fecha?



- Si, toma- se la pasé y él empezó anotar algo en la parte de abajo del candado.
- ¡Listo! ¿que te parece?- me lo devolvió y observé lo que escribió:

“Siempre habrá Paris. Febrero 2015. RyK”

- Perfecto, ahora a colocarlo.- me arrodillé con su ayuda y lo uní al anterior candado.- Listo .¿Tiramos la llave juntos?
 Sí.- tomó mi mano, la levantó y luego lanzamos la llave muy lejos en el Sena, me abrazó.- Fue un gran viaje como todos los que he hecho contigo, pero éste fue aún más especial, -me dijo mientras me abrazaba y observábamos el Río Sena y sus incontables puentes-.
      - Si que lo fue, ahora a volver a casa, a la locura diaria.- dije divertida-.
- Dirás con las locas de mis hermanas.- le pegué en el hombro-.
- No seas así con ellas, les debemos el volver a estar juntos.- me abracé a su cuello, hundiendo mi mano en su pelo y lo besé.- Además siempre podremos volver a venir, si te portas bien y con el tiempo, quizás vengamos por otro bebe, le dije viéndolo entre mis pestañas y coqueteando un poco-
- ¿En serio? –preguntó emocionado-
- Por supuesto que es en serio, pero con el tiempo…. Quiero disfrutar ahora de estos enanos, y disfrutar de ti, pero para mí París siempre me recordara el enorme amor que siento por ti y los momentos maravillosos que aquí hemos pasado, ¿trato hecho? –le pregunté-
- Ni lo dudes hermosa, para mí la ciudad del amor, es donde estés tú, pero siempre habrá un París para nosotros dos mientras estemos juntos y eso espero que sea para todas nuestras vidas.- dijo antes de apretar mi cuerpo y besarme-.

Tenía razón en eso, no importa donde estemos, mientras que nos mantuviéramos juntos, siempre encontraríamos un París en nuestro corazón… La ciudad del Amor.

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Por fin lo pude acabar que me dio mucha guerra este capitulo en acomodarlo de todos modos disculpen si algo esta mal.... muchos besos a todas las nenas que se pasan por aquí es de gran ayuda su apoyo ..sin mas nos vemos dentro de 15 días.

7 comentarios:

  1. Guau, guau, que capitulote¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡entre por simple curiosidad, me hicuste llorar. Sera posible que estos deseos internos nuestros unidos se hagan realidad? yo creo que si. Que viva nuestro Robsten

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  2. Entre a preguntar a que hora subias el capitulo y ahhhhhhhhhhhhh ya estaba...la verdad no pude parar de llorar con esos hermosos votos no existen palabras mas hermosas de las que escribiste!! Amo tambien cuando Kris se pone a llorar por culpa de las hormonas. Cada dia soy mas fan de este fic♥ Definitivamente Paris es al cuidad del amor Robsten♥
    A esperar el proximooo Besoo.

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  3. ahhhh ke capitulo muy padre las pics, en especial el vestido de novia, muy lindo!!!

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  4. valla pedazo de capitulo fue fantastico ,genial ,me encanto.....Gracias nenas.....

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  5. Hermosoooooooooooooooooooooooooooooooooooooo♥ la verdad me hiciste llorar y más con esa canción tan hermosa, muy romántico. Como renovaron sus votos, lo de los candados awwwwww♥ no puedo esperar 15 días :(

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  6. hermosooooooooooooooooooooooo lloreeeeeeeeeeeeeeeee

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  7. QUe hermosa el capitulo, como siempre la espera vale la pena. Me encanto la renovación de los votos matrimoniales, el vestido, el candano en forma de sapito, las imagenes estan hermosas. Adelante con el fic chicas !!!!!!!!!!

    Maria VA

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